¿Por qué sentimos tanto miedo al fracaso? Cuando hablamos del fracaso parece que se activa una parte en nuestro interior que nos hace automáticamente sentir frustración, un poco de angustia, y más que nada miedo. El fracaso es sinónimo de romperse, de estrellarse, algo que obviamente nadie quiere que le suceda.
Este miedo es muy obvio porque todos queremos lograr el éxito, vivir bien, sentir cierta estabilidad tanto a nivel emocional como a nivel económico, poder concretar todos nuestros sueños y no tener ningún “palo en la rueda” El problema está en cuando se vive constantemente con este miedo, porque nos terminamos enfocando mas y poniendo mas energías en no fracasar que en tener éxito, algo que no nos conduce a ningún lado.
Hay casos en que la persona siente tanto miedo al fracaso que termina limitándose, al punto de no querer intentar algo nuevo por el miedo a que no le salga bien. Esto se ve muchísimo en los fracasos amorosos o en lo que respecta a nuevos negocios o a la hora de emprender una carrera universitaria.
¿Se puede superar este miedo? Sí, pero primero se debe dejar de darle tanta importancia a este miedo, porque de esa forma le estamos dando un poder que no nos permite avanzar.
Muchas veces cuando se siente miedo al fracaso esto va de la mano con sentimientos y pensamientos negativos que inmediatamente reducen todo potencial que se pueda tener.
Este miedo, como cualquier otro se puede enfrentar, solo basta con aprender a reconocerlo, tener la valentía suficiente y aprender que no podemos tener todo controlado. Nunca se puede saber que va a suceder en la vida, vivimos día a día construyendo nuestro futuro, aprendiendo de nuestro pasado, pero lo cierto es que el futuro es incierto porque aún no estamos en él y mucho menos podemos verlo. Por este motivo es que nunca vamos a saber qué es lo que va a pasar mañana, solo podemos tratar de contar con todas las herramientas posibles para tener un futuro mejor, pero no podemos tener un control sobre él.
La buena noticia es que se puede hacer algo con el miedo al fracaso. En los casos en que la persona siquiera intenta hacer algo para no fracasar en realidad logra su cometido que es no frustrarse o sentirse mal, pero ¿y si no fracasa y tiene éxito? ¿Si se intenta y se logra lo que se quiere? No hay forma de saber que va a pasar, pero intentándolo al menos se pueden obtener resultados.
En caso de que si, de que ese proyecto fracase (sea cual sea) en realidad nos sirve (y mucho) para aprender, adquirir conocimiento para no volver a enfocarnos por ese lado, ver que se puede mejorar, en fin, tener un crecimiento interno que por el contrario si no hacemos nada no tenemos la oportunidad.
Parece una frase muy trillada, pero realmente es así: “Lo que sucede conviene”. A veces tenemos éxito, a veces fracasamos, y todo va a tener una enseñanza detrás, nada va a ser en vano.
Aprender del fracaso es lo más sano que nos podemos regalar, tomar todo lo que cada experiencia nos brinda, y de esta manera dejarás un poco de lado los miedos. Lo mejor es entender que el fracaso no va de la mano con que seas un perdedor/ra, o que seas un bueno para nada. La palabra culpa es una palabra muy fuerte, que a veces queda impresa en nosotros como un sello que llevamos durante años y del cual no nos podemos liberar, por lo cual nunca deberías sentir culpa por haberlo intentado, al contrario, intentarlo es sinónimo de una gran valentía.
Cuando vemos que el fracaso toca nuestra puerta lo mejor es analizar qué fue lo que paso: ¿en qué punto se cometió un error?, ¿cómo se puede hacer para intentar que no vuelva a suceder? ¿Que nos puede aportar este fracaso a nuestra vida, qué podemos aprender?
Un error es una experiencia, y las experiencias son crecimiento interior. Si el fracaso nunca tocó tú puerta entonces ¿Cómo puedes aprender algo y mejorar?